Bárbara Rey, fascinada ante el gran talento de Ángel Cristo con los elefantes

Ángel Cristo sabe que no ha hecho las cosas bien con la vedette y más sabiendo que lo que corre peligro es su circo. El domador decide ir al teatro a ver a la vedette y buscar su perdón.

La artista deslumbra en el escenario y Ángel también se rinde ante ella. El domador logra pillarla a la salida de la función y tras pedirle perdón en repetidas ocasiones le pide a Bárbara Rey que la acompañe a un lugar muy especial.

Bárbara accede y acompaña a Ángel Cristo al circo: “Eres un liante”, señala la joven. Ambos entran dentro de la carpa que está prácticamente a oscuras. La vedette no nada y Ángel coge el abrigo y el bolso de Bárbara: “Espérame justo aquí”, le pide el domador.

Instantes después la carpa se enciende dejando impresionada a Bárbara por la cantidad de luz y color que se respira en el lugar.

El domador vuelve a aparecer y le pregunta a la vedette si está preparada. En el momento en el que Ángel habla, el telón se abre y dos elefantes aparecen guiados por la voz de Ángel Cristo.

Ángel toma la mano de Bárbara y la mujer toca a uno de los elefantes: “Es preciosa”, dice asombrada por todo lo que está sucediendo. Ángel le da la vara a Bárbara y tras un gesto, la joven logra que las dos elefantas que hay frente a ella obedezcan su orden.

El domador se arrodilla junto a sus dos elefantas ante Bárbara Rey si saber que ese momento está a punto de cambiar sus vidas para siempre.