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"Fue el amor de mi vida, pero no supe estar a su altura": Airam Betancor se rompe en el capítulo 4 de 'Las noches de Tefía'

La historia de Airam Betancor continúa siendo un secreto. Él no quiere recordar su pasado, pero es la única manera de que quiénes le hicieron sufrir en Tefía paguen por ello. ¿Contará todo tras la muerte de Manuel Flores 'La Vespa'? ¡Este domingo, un nuevo capítulo en atresplayer!

"Fue el amor de mi vida, pero no supe estar a su altura": Airam Betancor se rompe en el capítulo 4 de 'Las noches de Tefía'

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"¿Quién ha corrompido a este muchacho?", Airam Betancor continúa sufriendo en Tefía y los carceleros están dispuestos a ayudarle, ya que aseguran que pueden curarle.

Don Anselmo quiere saber cuál es el nombre de su compañero y hará lo imposible por sacárselo.

“No te vayas a enamorar de mí”: una noche terrible acerca a La Vespa y La Bambi

Mientras, en el 2004, Airam se rompe al reconocer ante su nieta que Manuel Flores 'La Vespa' fue el amor de su vida, aunque no supo estar a la altura.

Y Miguel, el documentalista, y su equipo continúan en su lucha para que Betancor cuente todo lo ocurrido: "Es tu testimonio el que puede poner a Robles antes un juez".

¡No te pierdas, este domingo, el capítulo 4 de 'Las noches de Tefía' en atresplayer!

Así es 'Las noches de Tefía'

Entre 1954 y 1966 existió, en un paraje desértico de Fuerteventura, un campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, uno de tantos lugares donde el régimen enviaba a los condenados por la ley de vagos y maleantes que, a partir del 54, fue implementada para incluir también a los homosexuales.

En el año 2004, Airam Betancor, uno de aquellos presos homosexuales, se ve obligado a recordar los diecisiete meses de trabajo forzado que padeció en la colonia cuando apenas tenía veinte años. Las investigaciones de un documentalista que intenta dar voz a la historia de silencio de la colonia penitenciaria fuerzan a Airam a hacer un doloroso ejercicio de memoria que provocará muchos problemas en su vida. El mayor de sus recuerdos es que, para lograr sobrevivir a las duras condiciones del campo de concentración, la imaginación de los presos se disparaba y en sus mentes crearon un lugar de ensoñación en el que se cumplían sus mayores fantasías y sus anhelos se hacían realidad: El Tindaya.

Un deslumbrante music hall donde cada uno tiene su alter ego. Un espacio de libertad en el que, como dice su tema de bienvenida, el límite de lo posible revienta al imaginar.

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