Aparece un cadáver en una escena al más puro estilo Agatha Christie

Arranca un nuevo día en la universidad. Todo está vacío. Es tan pronto por la mañana, que el único que ha llegado al complejo es el joven que se encarga de limpiarlo. Todo está listo para el inicio de una nueva edición de Canarias Noir, una de las convenciones más importantes de novela negra de España.

El joven aprovecha la soledad para escuchar música con los cascos y darlo todo con una de sus canciones favoritas. Recorre los edificios dejándolo todo impoluto mientras baila al ritmo de la música.

De pronto, se queda paralizado. No se puede creer lo que está viendo. En uno de los pasillos, ante las escaleras, se encuentra un sofá azul que no debería estar ahí. Pero eso es lo de menos. Sobre él, se encuentra el cadáver de una joven tumbada. Su rostro está lleno de tristeza, sus manos cubiertas por unos guantes rojos manchados por su propia sangre. Y viste un vestido como sacado de otra época.

Una herida se abre en su garganta, posiblemente la causa de su muerte. Hay un gran charco de sangre en el suelo, precisamente debajo de esa zona de su cuerpo.

El joven sale corriendo, asustado, dejándolo todo ahí y sacándose el teléfono del bolsillo para llamar a la policía. Este es un nuevo caso para los inspectores Luis Lacasa y Naira Oramas.